El hombre del sombrero


Era un viernes, parecía que iba a llover, el tiempo me jugaba en contra, y hacer diligencias era una necesidad en ese momento. La tarde pasó volando, y la noche se estaba vistiendo. Eran ya las siete de la noche, y tenía que llegar a casa. Mi ansiedad era grande al ver que para todo el mundo, el tiempo era un juego.

Parada, esperando que llegue mi transporte, el cual simplemente era incierto, vi a aquel señor. No puedes llamar hombre a alguien así, la palabra lo dice todo, era un Señor. Él estaba sentado, fumando un cigarro, llevaba un sombrero, unos zapatos muy limpios, y una chaqueta de color verde, y en su rostro se notaba las arrugas que indicaban que era mayor. Tal vez tendría unos 50 años, no lo sé.

Yo siempre tímida y con miedo, preferí no sentarme a su lado, se me hace difícil confiar, mucho más en la calle. Otra mujer tomo el puesto que estaba libre, y comenzó a hablar con él. Eran dos extraños que se hacían preguntas, y mi atención siempre recaía en las palabras de aquel señor. Puedo decir que él era español, con una voz ronca, supongo que producto de fumar durante varios años, simplemente estaba embrutecida por él.

Nunca sentí tanta envidia de una mujer, excepto en ese momento. Quería ser yo quien hablara con él, quería acercarme más a él, sentir el humo del tabaco que salía de su boca.

Terminó su cigarrillo y se fue, lo pude ver hasta que doblo la esquina, y ahí quedo mi recuerdo de aquel señor. Cuantas fantasías he creado en mi cabeza para recordarlo, pero con el tiempo su imagen se ha borrado de mi memoria, y lo único que puedo recordar es su sombrero.