Solo un sueño

Tenía clases, y muchos de mis amigos se habían inscrito en aquella clase. Ese día escucho mi respiración más fuerte que de costumbre. Todo marcha bien, reímos y atendemos. El receso para salir a almorzar es a las 13:00. Iba caminando, alejándome de todo, no sé exactamente que buscaba, pero iba sola. En mi camino se cruzó una chica, me tomó de la mano y me dijo que la acompañe. Subíamos por una calle empinada, rodeada de arboles. Yo estaba cansada de caminar por culpa de los tacones que usaba ese día, y vi un puesto en el que vendían zapatillas, allí pedí un par y ella se ofreció a pagar; al parecer era un obsequio. Seguimos caminando y llegamos a su casa, allí me abrazó, y yo, por obligación la abrace también. Hay gente en aquella casa, que aunque no la veo, la siento. Subimos a su habitación, miramos televisión, no hablamos y después de un rato me doy cuenta de la hora: 14:47. Le digo que ya debo ir a clases y que estoy muy atrasada. Ella me dice que no, y me retiene, me abraza pero yo la alejo, me dice que no puedo irme. De repente escucho a sus padres, ella sale de la habitación y puedo oír que la regañan.

La policía llega a la casa e ingresa. La buscan a ella, pero no logro escuchar por qué. La policía me lleva a mí en su lugar, yo reclamo y digo que no soy ella. Ellos me llevan a la fiscalía, toman mis huellas digitales y al compararlas se dan cuenta que yo no soy la persona a quien ellos buscan. Me dejan libre.

Son casi las 20:00, llego a clases, y están por terminar. No dicen nada. Revisan una revista con relatos. Al ojear la revista me doy cuenta de que los relatos tienen nombres de mujeres: "Sol y María", "Ana y Corina", y así en 10 paginas más. Pude sentirme identificada con uno de los cuentos y supe que ella los había escrito. Grité diciendo que nadie debía leerlos, que eran horrible. Me sentaron, me amarraron a una silla, me taparon la boca y culminaron la clase. Luego, desperté.

Lo que fue Andrés Caicedo; sobre "Noche sin fortuna"


A veces ir a ver una película es cuestión de diversión, o para ver lo que los demás ven y poder ser incluido en las conversaciones, a veces una distracción. No sé si fui a ver "Noche sin fortuna" de novelera o por entretenimiento, pero fui sin saber exactamente que es lo que iba a ver; ni siquiera me había tomado el tiempo de googlear a Andrés Caicedo, pero igual fui a verla.

El documental gira en torno al escritor colombiano Andrés Caicedo, un tipo que se suicidó a los 25 años. Francisco Forbes y Álvaro Cifuentes nos muestran cómo fue Andrés a través de sus amigos más íntimos. cada uno aporta una historia, una anécdota para conocer más al cinéfilo, al escritor, al enamorado, al amante de la salsa, al amante de las drogas, y también a ese ser que quiso acabar con su vida habiendo logrado lo que se propuso.

Forbes y Cifuentes querían conocer a profundidad a Andrés, y también quisieron saber el por qué de su muerte, que al final no importa mucho, al final sólo fue y sus motivos se fueron con él dejando la interrogante para los que lo conocen y los que ahora sabemos de él.

Las entrevistas a sus amigos están intercaladas entre escenas de películas, fragmentos de los textos de Caicedo, y animaciones, mezclado todo esto con lo que supongo sería el soundtrack de la vida de Andrés, lleno de rock; es un documental triste, que en dos o tres ocasiones te puede sacar una sonrisa. Al finalizar sientes que conociste a Andrés Caicedo, que supiste de él mucho antes de haber ido a ver "Noche sin fortuna" (nombre de una de sus novelas), que tal vez viste algo que nadie más vio; te puede doler y emocionar, y al final hacerte fan de él.


El plantado

Recibí su llamada la noche anterior, me dijo que iba a estar en la ciudad por unos días. Me llamó porque quería verme. Yo también quería verla; necesitaba verla. Quedamos en encontrarnos en un bar que nos quedaba cerca a ambos.

Desperté con ilusión, tenía que verme bien para la cita. Me peine bien, me puse la camisa y el pantalón más nuevos que tengo, los zapatos los limpie y me perfumé. Tenía que salir a trabajar, e iba a ser una jornada realmente larga. Faltaban 5 minutos para que den las 5 en punto y fui al baño para revisarme y verme bien. Salí del trabajo para ir al bar, tome un taxi y llegué con quince minutos de retraso. Busqué una mesa para dos y ordené una cerveza. "Mi acompañante llegará en un momento" le dije al mesero para que no me pida retirarme de la mesa a la barra. Habían pasado cuarenta minutos de la hora en que quedamos, y ella no aparecía por ningún lado.

Me retire por voluntad a la barra e intente llamarla, pero ni siquiera me daba tono y me enviaba directo al buzón de mensajes. Luego de cinco llamadas desistí; me habían plantado. No podía salir del bar de esa manera, mi orgullo no podía quedar en el piso, así que pedí un whisky, luego otro, y otro. Salí del bar como si ir a beber algo hubiese sido mi objetivo, aunque el mesero de seguro se dio que me dejaron plantado. 

Quizás ella se burló de mí en ese momento, del tipo que moría por verla, tal vez hasta un apodo me puso: el plantado, el idiota, el gil, no lo sé.

Un mes después recibí un mail de ella en el que se disculpaba por aquel mal rato, y me pedía que siguiéramos siendo amigos, que eso era muy importante para ella. Leer eso me tranquilizó un poco y le respondí de manera gentil diciendo que seguiría siendo su amigo. Apenas envié la respuesta inicié sesión en Facebook, quería ver el perfil de ella, y me encontré con las fotos que había compartido de su viaje; en ellas se la veía muy cariñosa, abrazada, tomada de la mano de un tipo. No sé quién era él, pero de seguro era la razón para que me plante. Cerré todo, apagué el computador, y no lo he vuelto a prender. Han pasado varias semanas sin saber de ella, y no puedo olvidarla. Ahora, desde la terraza del edificio pienso en si lanzarme a la calle o no, mientras tanto, escribo esto. Tal vez y alguien encuentre esta hoja en la calle y se conmueva de éste idiota.