Miradas perdidas

Estaba junto a la puerta, la fiesta continuaba, el tiempo pasaba lento. Fumaba un cigarrillo negro importado, no le gustaba otro, tenía puesto un reloj pequeño en su muñeca derecha, le gustaba ir contra la corriente. Su cabello recogido, y un vestido verde que le llegaba a la rodilla. Sus tacones no la ayudaban a simular su corta estatura.

Tenía la mirada perdida, fingía una sonrisa, nadie notaba su falsedad. Un vaso de vodka la acompañaba, las opciones de hacer algo allí eran escasas, fue preferible beber. Sola llegó, sola pensaba irse. Su mirada se cruzó con alguien que había estado a su lado unos minutos antes pero no notó su presencia.

Se sentó junto a sus amigos, miraba a aquella persona que estaba frente a ella, cada cual habla con las personas a su lado, pero no hablaban entre si. Sus miradas se juntaba y se separaban, se escondían, se escabullían.

Ella encontró unos ojos hermosos, cafés, tan sencillos y tan complejos. Le miraba de reojo, y descubrió algo que la maravilló: una mancha en forma de corazón en su brazo izquierdo. Pensó que quizás había notado sus miradas tan intensas a su brazo, pues le mostraba su mancha con mucho disimulo.

Pasaba el tiempo, las copas de vino que tomaban aumentaba, y ella decidió ir mas allá de las miradas. Rozó su pierna con su pie, lo hizo tres veces, pero no surgió nada. La noche transcurría y había intercambiado apenas tres palabras. Se sonreían, se miraban fijamente, y disimulaban de nuevo como si no pasara nada.

La gente comenzó a retirarse, ella esperaba que algo sucediera, y le vio levantarse, esperaba que se acercara a despedirse con un beso en la mejilla, pero sólo la regresó a ver para decirle chao, el mejor chao que le habían dicho. Bebió dos copas más de vino y se retiró. El resto de la noche su mente se centró en aquella persona. Sus sueños cumplieron lo que había querido toda la noche...

Cuando "Dios" mira lo que no le incumbe

La luz en el baño se prendió, la llave del lavabo fue abierta, la tierra comenzó a irse de sus manos. Frotaba sus manos con jabón con mucha delicadeza, no quería maltratarlas, sólo que quedaran limpias, y mientras lo hacía, su mirada se mantuvo fija sobre el espejo, mirando su rostro, tratando de olvidar lo sucedido.

Llegó caminando a casa, y al entrar fue directo al baño a limpiarse. Escapar de Victor no fue fácil, llegar al baño, sí. ¿Quién es Victor? se preguntó. Se sentó en el piso del baño; la baldosa estaba fría como cualquier otra, y apoyo su espalda contra la tina. Entrelazaba sus manos, las ponía sobre su cabeza, y repasaba lo que sucedió antes. Notaba como su ansiedad aumentaba, no dejaba de mover su pierna.

Había apuñalado a Victor por la espalda, y a diferencia de las películas, su ropa no estaba manchada de sangre, sólo sus manos lo estuvieron.

Victor, ¿qué hiciste para que te hayan clavado un cuchillo en la espalda?, pero lo más importante, ¿quién eres, y por qué entras en esta historia?


Versión de Victor tomada el jueves 13 de octubre a las 04:33 am... desde el cielo.
Estaba caminando por la calle y me encontré con tres amigos, me dijeron que vaya a una fiesta con ellos, pero como estaba un poco ocupado les pedí la dirección para caer en la noche.

La fiesta no tenía nada de raro, yo tomaba algo de trago que pasaban a todos los que estábamos allí y fumaba mis cigarrillos sin molestar a nadie. Por la puerta la vi entrar, y debo decirles que no era preciosa, pero tenía su encanto.

Creo que eran las 11:30 pm cuando me sacó a bailar; yo no bailaba muy bien, pero estaba tremendamente aburrido de escuchar a mis amigos hablar de como se tiraron a sus "conquistas" de la semana pasada. Bailamos un buen rato, y ya saben, cuando suena reggaeton hay que pegar los cuerpos. Salimos a fumar, y hablamos un poco de nosotros, yo no puse atención a nada de lo que me dijo, ni siquiera a su nombre. Me tomo de la mano y me un jalon me llevó a caminar por las calles, y aunque me rehusé por miedo, logró convencerme.

Entramos a una tienda a comprar unas cervezas, y de repente ella sacó un cuchillo, amenazó al tendero y robó el dinero. No sabía que hacer, si huir o ayudar al señor pues ella había cortado su brazo. De nuevo, jaló de mi mano y corrimos lo más lejos que se pudo. No era yo en ese momento, era alguien más, alguien con una vida divertida, con un poco de adrenalina corriéndome por el cuerpo. Llegamos a su departamento, estaba en el séptimo piso, y nos besamos y dejamos que las manos guiaran el camino. No sé que sucedió después, creo que el alcohol me bloqueó la memoria.

- De seguro tú puedes decirme qué pasó y por qué estoy aquí, ¿no se supone que eres Dios?
- Oh, Victor, yo puedo decirte que sucedió, pero es mejor escuchar la historia desde su protagonista. Y por cierto, no soy Dios.


Versión de "no Dios" tomada el jueves 13 de octubre a las 04:59 am.
Yo miraba por la ventana como siempre, revisando que en mi sector no pasara nada malo. Los vi corriendo y los seguí con la mirada. Ahí estabas tú, con cara de tonto, haciendo lo que ella te dijera. Después de robar a aquel hombre, e ir a su departamento, cayeron en un sofá, y te quedaste dormido.

Ese no era su departamento, y aprovechando que tu habías bajado la guardia, buscó todo objeto de valor que hubiera allí. Ella iba a irse sin ti, pero tú te despertaste y saliste corriendo tras ella. Corrías por callejones persiguiéndola parecía inalcanzable, pero sabías que en algún momento se cansaría. Cinco cuadras después le perdiste la pista, no sabías para que lugar ir, pero un gato la delato y la atrapaste.

Ya no existía Victor, no sé por qué te volviste loco, no la soltabas, y la tenías agarrada con mucha fuerza. De pronto tus manos fueron a su cuello y comenzaste a estrangularla; casi lo logras. Ella tenía su as bajo la manga. ¿Recuerdas el cuchillo?

Victor, Victor, Victor, te metiste con la mujer equivocada. De todas las que estaban en la fiesta, ella era la que no debías mirar.

Sacó el cuchillo que guardaba en su bolsillo con las pocas fuerzas que le quedaban y te lo metió en la espalda. Sí, lo sentiste y caíste, al mejor estilo de película hollywoodense, y ella escapó, tropezando un par de veces.

- Eso me aclara las cosas, pero ¿qué pasó con ella?
- No creo que deba decírtelo, no la volverás a ver.
- Sí, yo lo sé, pero quiero saber que hizo después.

Te dejó tirado en piso, y corrió hacia su verdadero departamento. Allí quitó la tierra de sus manos, y se sentó en el piso del baño. Victor, la vi reír.

Cambió su ropa y salió del edifico en un auto, iba cantando como si todo estuviera bien. Llegó a una casa muy lujosa, y ¿sabes lo que descubrí?

- Dime, ya nada me importa.
- Su nombre era Erica, era tu vecina, aquella a la que siempre veías quitándose la ropa a través de cortina.

[Victor tomo la mano de "no Dios", y diez pasos adelante lo miró y se le abalanzó. "No Dios" estaba lleno de sangre, de los golpes recibidos; estaba muerto. Victor miró sus manos ensangrentadas, alzó su mirada, y soltó una carcajada]