24


I
Desperté con un dolor de cabeza que se prolonga a la parte derecha de mi cuello y sigue hasta llegar a mi brazo. Necesito 800 mg de ibuprofeno. Unas vacaciones pueden ser la solución a esto. Puedo pedirlas, pero ¿para cuándo? Creo que cualquier momento es bueno. Mamá dice que podría pedir libre la semana de mi cumpleaños, pero creo que la semana de cumpleaños se la debe trabajar y no pasarla sin hacer nada para luego tener crisis de la edad y organizar mi lista de todo lo que he hecho y lo que no he logrado en 24 años.

Crisis la que me cargo con el novio que tengo; a todos les agrada, por ser huérfano de madre, menos a mí. La pena y todos los comentarios que me hacen de él, me han agregado cierta obligación de permanecer con él.

Crisis la de mis viejos que quieren casarme con alguien. No sé, a pesar de tener novio, esperan que me case, y no necesariamente con él; pero quieren que lo haga pronto. No hablan de nietos, sólo de matrimonio; creo que quieren deshacerse de mí y tal vez lo quieran para poder utilizar mi cuarto como centro de entretenimiento. Los he visto medir las paredes.

Y yo aquí, hecha un lío por un dolor de cabeza.

Enciendo el computador, y en lugar de escuchar música en mi reproductor, ingreso a Youtube para poner videos hechos por los usuarios en los que pasan fotos cursis, o del grupo que toca la canción, y así tener iras del mal servicio de internet que contraté siete meses atrás.

II
Lidia llega a casa y es una sorpresa pues siempre avisa con tiempo su visita. Salimos a uno de esos bares llenos de grupos de amigos que toman cocteles de colores. Nosotras ordenamos cervezas, no por salir del estereotipo sino por lo económica que sale en comparación con los cocteles de colores lindos con nombres extraños. Lidia no es su verdadero nombre, pero aprendí a decirle así después de meses de reclamos para que nadie la llame Dolores o Lola.

Lidia es la amiga de la que te enamoras enseguida. Un bromance entre mujeres. Nunca tiene las palabras correctas para animarte, pero su silencio es mejor consuelo, además siempre lleva consigo una cajetilla de cigarrillos que termina regalándome.

Aquella noche nos alcanzó para dos cervezas por cabeza. Lo mejor de todo, la tertulia que tan necesaria se nos hace, por lo menos una vez al mes.

III
24, es un número bastante grande.Y pienso en un número mientras estoy dando vueltas en mi cama. El techo blanco está partido, y lo miro por minutos, tal vez horas, y distraigo mi pensamiento de la idea inicial: el 24.

Son las 2:31 y el sueño parece que se hará presente, y es cuando escucho un sonido en el techo. Me asustó.  No pasa nada, es sólo mi imaginación. Tres minutos después el sonido regresa, y es más fuerte. Tal vez sea una rata, aunque una rata no haría tanto ruido. Intento ignorar el ruido y dormir. Imposible. Suena durante más tiempo, es bastante fuerte pero nadie más lo escucha. ¿Y si es un ladrón? El último recurso es ir al cuarto de papá y despertarlo para que vea qué es lo que está pasando en realidad. El sonido ya no está, pero para tranquilizarme va al baño y retira una de las láminas de zinc para ver si en realidad hay algo en el techo. Su respuesta es negativa y me da una respuesta lógica para todo el ruido: "hoy el sol estuvo muy fuerte, y las láminas del techo y los fierros en la noche se descomprimen con el frío". Estoy más tranquila, así que vuelvo a mi cama. A los diez minutos se escucha el ruido de nuevo, y cierro los ojos con fuerza forzando a mi cuerpo a dormir.

A la mañana siguiente nadie había escuchado nada, solamente yo. Dicen que cuando una está sola se le aparecen los demonios, y me decido a creer en eso y a llenarme de miedo cuando llega la noche.

IV
365 días para disfrutar. 24 horas al día para recordar cada año de vida. Soy yo, ¿o no? Son sólo letras o una anécdota mal contada.