Miedo de niña

Aquí estoy, a tres metros del suelo. Creí que sería una buena idea. No lo fue. Tengo miedo y me tiembla todo el cuerpo. Bueno haré el intento de bajar. ¡No! Tengo miedo. Es hora de llamar a alguien para que me ayude. Por aquí lo vi a Migue. Él siempre pasa jugando afuera.
- ¡Migue!, ayúdame a bajar, grité.

Viene corriendo. No llores, no debes mostrarte triste o asustada.
- Migue, no puedo bajar, ayúdame, le dije en un tono triste.
- Pero si es facilito, sólo anda bajando los pies, dijo Migue.
- ¿Pero si me caigo?, dije.
- No pasa nada, dijo Migue mientras miraba al suelo.

Intento bajar, pero no puedo, el miedo no me deja, y para colmo Migue se ríe de mí. ¿Qué hago ahora? Por allá viene la Cristina, ella de ley me va a ayudar.
- Migue, por allá viene la Cristina, dile que venga a ayudarme.
- Bueno, ya la voy a ver. Pero no te irás, jajaja.

Este Migue me hace dar iras, pero cuando me baje va a ver. Bueno ya vienen, ahora sí creo que voy a poder bajar.
- Ya baja, me dijo Cristina.
- No puedo, no ves que me da miedo, le dije.
- Mmm, bueno, verás, nosotros sostenemos la escalera para que no se mueva y vos comienzas a bajar, dijo Cristina.

La Cristina es más inteligente que el bobo de Migue. Ella es dos años mayor a nosotros y siempre tiene mejores ideas. Aunque a veces se porta mal y se cree mejor, igual le disculpamos. Bueno, voy a empezar a bajar. Veo abajo y los dos están sosteniendo la escalera. Bajo el pie izquierdo, ahora el derecho, y de nuevo me asusto.
- ¡No puedo, me voy a caer!, les grito a Migue y Cristina.
- Otra vez. Baja rápido para ir a verlo al Carlitos a la casa, dijo Migue.

Me quedé mirando mis manos y pensé en Carlitos. Es bien lindo, yo quisiera que se me declaré pero a él le gusta la
Cristina y ella no le para bola. Y hablando del rey de Roma, el Carlitos ha estado abajo y yo ni cuenta.
- ¿Qué hacen?, dijo Carlitos.
- Nada aquí, mirándola a la Emilia que se ha subido en la escalera y no puede bajar, dijo Migue.
- Pero si es fácil bajar, dijo Carlitos.
- Vos lo dices porque estás abajo, dijo Cristina tratando de defenderme.

Qué vergüenza, el Carlitos me está viendo, y de ley cuando baje se me va a burlar de mí. Bueno, ya, no me puedo quedar aquí para siempre.
- Cristina, ya voy a bajar. Sostengan bien los tres la escalera que si me caigo y me pasa algo le digo a mi mami que fueron ustedes, les dije.
- Ya, acá te sostenemos la escalera ¡pero apura!, dijo Carlitos.

Me armo de valor y sigo bajando. Esto es horrible, y ellos abajo riéndose de mí. Faltando un escalón salto para hacerme la valiente. Es lindo estar en el suelo de nuevo.
- Tanto que te demoras, dijo Migue.
- Jajaja, sólo lo hice para hacerlos esperar, dije.
- Sí, claro. No te hagas, bien que estabas muriéndote del miedo, dijo Cristina.
- ¡Mentira!, exclamé.
- Ya no le molesten, y mejor vamos a mi casa a jugar futbolín, dijo Carlitos.

¡El Carlitos me defendió! Es el mejor día de mi vida. Nunca me voy a olvidar que el me defendió y nos invitó a jugar Monopolio. Pero no me sonrío porque después se da cuenta. Mejor nos vamos para poder jugar antes de que nos llamen a comer a todos.

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