Recuerdo del sonido

No muchas veces he sentido ese deseo de aprenderme los nombres de todos los integrantes de un grupo musical, ni conocer todas las letras de sus canciones, y mucho menos estudiarme su historia desde que iniciaron y como fue que grabaron cada uno de sus discos. Aún no sé como es que aprendí que los Beatles empezaron su carrera en el 63, tal vez porque en ese año nació mi viejo.



No he saboreado esa obsesión de muchas personas por saber todas las canciones de un artista, de contar historias y corregir a los demás cuando dan mal un dato sobre cierto músico. Envidio a los que se saben todos esos datos curiosos que sólo un verdadero fan conocería.

Yo me quedo callada y los escucho hablar de música  y claro, agrego de vez en cuando un "en serio", "debe ser", "wow", "¡qué bacán!", y por supuesto, un infalible "ajá". Una no quiere que los demás se den cuenta de que no sabe un carajo de ciertos artistas por más conocidos y legendarios que sean, de que a una le gusta la música, pero no conoce ni la cuarta parte de lo que ellos por años han ido almacenando. ¡Qué vergüenza!

Tengo buena memoria, pero no entiendo por qué no puedo retener nombre o fechas. Pero sí puedo recordar melodías y canciones, asociarlas con el soundtrack de una película o serie de tv, aunque a veces no tenga muy claro a cuál, sé que pertenece a una banda sonora.

¿Cómo diablos iba a estudiar música si no puedo recordar la letra de una canción, que según el reproductor de música, he escuchado 39 veces?

Puede que durante un mes me haya gustado un artista tanto que todo lo que encontraba en internet sobre él o ella, o ellos/ellas, lo descargaba: canciones, videos, imágenes  artículos, lo que sea; y todo fue fugaz, una cosa tan efímera que hoy ya no recuerdo muchas de sus canciones, ni lo que decía aquel texto que recorté de una revista y que guardaba en mi cajón como si fuera un tesoro. Nada.

Si no es por la repetitiva reproducción que mamá ponía de un disco de los Stones quizá hoy no reconocería muchas de sus canciones más conocidas.



Jamás entenderé por qué uno de mis primeros recuerdos es el de estar sentada en las gradas de casa junto a mi padre escuchando "Live is life" de Opus. Evoco el conocido "la la la la la" y a papá cantándomela mientras mirábamos el foquito verde del equipo de sonido, que indicaba que estaba encendido.



Tal vez mi memoria funcione con el tema emocional y auditivo. La música cuenta historias, pero también puede ayudar a crear tus propias historias. Recuerdo la primera vez que escuché "Pétalo de sal" del disco "No sé si es Baires o Madrid" de Fito Páez, con aquella amiga que le dio play un día frío; luego de eso la amistad se hizo más fuerte. Escuchábamos silencios, al viento mover las ramas de los árboles, y canciones que originarían cientos de conversaciones.



Olvido con facilidad rostros, pero recuerdo claramente voces.

Y sigo anotando nombres, letras de canciones, años y acontecimientos importantes, que olvido en un par de días, como una lección para el colegio aprendida por obligación.

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